sábado, 5 de abril de 2014

En tu sillón de adulto.


La perfección consistía en/ jugar por horas/ en tu pequeño cuarto/ lleno de recortes/
y canciones/ Sabía,/ que en algún lugar/ debajo de la cama / dentro de tus zapatos /o en el ropero, / se quedaba la tristeza / como un hipo desolador, / iba y venía / la tristeza/ en forma de miserables / demonios sin infierno/ 


Ay mi niño,
mi niño perdido
cómo duele
y ojalá me escuche Dios 
y volvás a casa
ojalá y me escuche alguien
y pueda volver a verte
sonreír
desde el marco del espejo
mientras yo espero
en tu sillón de adulto.


poco es el consuelo / y mucho más poco / el tiempo. / Cómo sufro por vos, / mi niño, / mi niño perdido /y ojalá pudiese / verte correr / por el lote baldío, / por donde te llevaba tu padre /en la casa de Hatillo / y ojalá / verte conversar / con tu pequeña hermana / sentados / sobre la cobija en el patio / y ojalá / escuchar / la voz de tu madre/ llamándote / a la hora del café. 

Cómo sufro por vos,
mi niño,
poco es el consuelo
pocas las horas de juego
en tu pequeño cuarto
en tu sillón de adulto
bajo las sábanas
de sombras impecables
y fósforos que
grabaron las superficies volátiles.